La relajación comienza por buscar ropa, zapatos, cinturón poco ajustados o mantenerlos flojos. Tírate boca arriba con piernas y brazos entreabiertos y visualiza un lugar agradable: el mar, un jardín hermoso; cierra los ojos sin apretarlos e inmoviliza todo el cuerpo, respira tranquilo (a); puedes hacer una oración. Esto permite que descansen músculos y neuronas y cuando reanudes el estudio te sentirás renovado.
Para que resulte debes concentrarte en algo seductor o en una oración. Es necesario ignorar las preocupaciones.